jueves, 9 de septiembre de 2010

paz

ella lo mira y le sonríe. decídete de una vez, es la luz o la oscuridad. él la mira, está nervioso, presiente que algo pasará pero no sabe qué. hay dos millones de hombres que morirían por mis besos y no exagero. ella abre los ojos, dilata pupilas a drede, le dice con ternura que ya tiene todo claro. anda regresa con ella, vuélvete, que te está esperando. él la mira, embelesado. si no hizo más que llorar por ti y maldecirme desde que te fuiste. entonces se le acerca. los gestos gatunos, las pupilas más grandes que nunca. ¿acaso crees que no me acuerdo de tus palabras?. él supone un beso y cierra los ojos. hay cosas que no se perdonan, hay cosas que no podrás arreglar. ella presiente que el momento ha llegado. ella te amaba tanto. respira profundo, su aliento huele a limón. yo te amaba tanto. él se acaba de dar cuenta de que hay algo que está mal. no me mereces, no te merezco, ésto no tiene sentido. ella está a un palmo suyo y él puede sentir como sus pupilas siguen igual de dilatadas y su sonrisa que titila sigue iluminando la calle vacía. ésto se acaba hoy, mi amor, descuida. la calle vacía. ésta calle vacía y mi corazón lleno de cosas que me han hecho fuerte para llegar a hoy. - no tengas miedo- dice ella, tierna, dulce, amorosa. no es tu culpa, así es la vida, así es el amor, vete. - mi amor no tengas miedo, vas a poder estar con ella -. no voy extrañar tus besos vacíos, no voy a extrañar tus ironías, no voy a extrañar tus silencios, tus mentiras, tus verdades a medias ni tu mal humor. -no tengas miedo, no sentirás nada; y no me supliques, que ella tampoco lo hizo- .

- me declaro culpable - dice ella, con las pupilas todavía dilatadas y la sonrisa presente.

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