el dolor y el miedo son dos estímulantes muy efectivos
*house
miércoles, 13 de enero de 2010
martes, 12 de enero de 2010
pediatrics
niños:
sueñan.
creen en la magia.
tienen fe.
esperan, piden deseos, cruzan los dedos.
tienen polvo de hadas en sus sueros.
* arizona
sueñan.
creen en la magia.
tienen fe.
esperan, piden deseos, cruzan los dedos.
tienen polvo de hadas en sus sueros.
* arizona
uhmmm... nº4
Jake Sully dice:
Traté de entender esta profunda conexión que la gente tiene con el bosque.
Ella lo denomina como una red de energía que fluye en todas las cosas vivas.
Ella dice que toda la energía es prestada.
Y que un día tienes que devolverla.
Traté de entender esta profunda conexión que la gente tiene con el bosque.
Ella lo denomina como una red de energía que fluye en todas las cosas vivas.
Ella dice que toda la energía es prestada.
Y que un día tienes que devolverla.
miércoles, 6 de enero de 2010
apologize
tengo dos libros nuevos, libros de vampiros, uno ya por la mitad.
y un celular casi nuevo, con poquita batería porqué no sé en qué momento (hace muchas horas) dejé a la pequeña snake corriendo sin fin, sin causa, sin lógica. A ratos, me siento así, sin fin, sin cosas en qué pensar que no me hagan llorar. Queriendo tener algo de suerte alguna vez, pensando también en que quizás ya la tuve, hace tres años, que parecen diez. Cuando dije: ésto solo puede ser un milagro, pero sé que Tú puedes hacer más que un milagro. Supongo que entonces te habrás reído, y habrás dicho desde donde quiera que estés: ya sabrás niña qué ésto no ha sido ni será lo más difícil.
Ahora sé lo que quiero, sé a donde quiero ir. Pero sigo yendo así: sin causa, sin lógica, desgastando mi batería. Y me doy cuenta, e igual que con mi pobre teléfono: me disculpo. Y digo lo siento, y de veras lo siento, porque ya no soy igual, porque las cosas que he hecho me han desgastado, me han dejado con dos barritas de batería.
La vida no es la meta sino el camino, leí hoy, por casualidad. El camino. Ya lo he oído antes, pero me venía bien recordarlo, creo. Las cosas que pasan son por algo no? Aunque suene a cliché, a estúpida verdad que todos aceptan solo porque sí.
Ayer dije con bastante orgullo: yo también puedo cambiar el futuro. Si, puedo, y ya pude. En el pasado hice cosas que han cambiado mi presente. Mi presente, ése que es lo único que tengo, lo único que hay. Y quizás voy a poder de nuevo. Con lágrimas o sin lágrimas.
Y me paso las horas pensando en porqué merezco vivir, en quién de verdad pensó en todo ésto. Quizá fuese solo casualidad. Quizá algún malévolo plan que me obligará a matar a miles de personas para luego matarme yo. Quizá soy eso, un instrumento del mal. O quizá simplemente soy un ente viviente en uno de los taaaaantos planetas del universo. Si es que existe el universo. O quizá soy un programa defectuoso, que pronto será borrado de la matriz. Quizá nunca he sentido de verdad el olor de la lluvia, ni de la sangre.
Quizás éstas lágrimas no son de verdad. Quizás ésto que siento no es de verdad. Quizás yo no soy de verdad, sólo un remedo, una copia, un clon. Y no dejo de pensar en lo mismo, en círculos que no llevan a nada: en una vorágine que me lleva a la autodestrucción. En algo que no me lleva a nada. Que me deja donde empecé: con las consecuencias de mis actos. Más bien con las consecuencias de la omisión de mis actos. Sí, es pecado. También.
Me pregunto aún si salvaré la vida de alguien algún día de algún año, si alguna vez alguien me dirá mamá, si veré morir a alguno más de los que amo, si lloraré más, acaso con la desesperación de mi sueño de ayer, si otra vez alguien se ofrecerá a enseñarme algo, si alguna vez seré feliz otra vez, si voy a poder sonreír otra vez. Todo eso me pregunto.
Hoy llovió en mi ventana, en mi balcón que me suplica a gritos que nos regale (a él y a mí misma) unas cuantas flores que mirar, que oler y con las que conversar.
Y jugué a ser tormenta: yo también puedo hacer llover.
y un celular casi nuevo, con poquita batería porqué no sé en qué momento (hace muchas horas) dejé a la pequeña snake corriendo sin fin, sin causa, sin lógica. A ratos, me siento así, sin fin, sin cosas en qué pensar que no me hagan llorar. Queriendo tener algo de suerte alguna vez, pensando también en que quizás ya la tuve, hace tres años, que parecen diez. Cuando dije: ésto solo puede ser un milagro, pero sé que Tú puedes hacer más que un milagro. Supongo que entonces te habrás reído, y habrás dicho desde donde quiera que estés: ya sabrás niña qué ésto no ha sido ni será lo más difícil.
Ahora sé lo que quiero, sé a donde quiero ir. Pero sigo yendo así: sin causa, sin lógica, desgastando mi batería. Y me doy cuenta, e igual que con mi pobre teléfono: me disculpo. Y digo lo siento, y de veras lo siento, porque ya no soy igual, porque las cosas que he hecho me han desgastado, me han dejado con dos barritas de batería.
La vida no es la meta sino el camino, leí hoy, por casualidad. El camino. Ya lo he oído antes, pero me venía bien recordarlo, creo. Las cosas que pasan son por algo no? Aunque suene a cliché, a estúpida verdad que todos aceptan solo porque sí.
Ayer dije con bastante orgullo: yo también puedo cambiar el futuro. Si, puedo, y ya pude. En el pasado hice cosas que han cambiado mi presente. Mi presente, ése que es lo único que tengo, lo único que hay. Y quizás voy a poder de nuevo. Con lágrimas o sin lágrimas.
Y me paso las horas pensando en porqué merezco vivir, en quién de verdad pensó en todo ésto. Quizá fuese solo casualidad. Quizá algún malévolo plan que me obligará a matar a miles de personas para luego matarme yo. Quizá soy eso, un instrumento del mal. O quizá simplemente soy un ente viviente en uno de los taaaaantos planetas del universo. Si es que existe el universo. O quizá soy un programa defectuoso, que pronto será borrado de la matriz. Quizá nunca he sentido de verdad el olor de la lluvia, ni de la sangre.
Quizás éstas lágrimas no son de verdad. Quizás ésto que siento no es de verdad. Quizás yo no soy de verdad, sólo un remedo, una copia, un clon. Y no dejo de pensar en lo mismo, en círculos que no llevan a nada: en una vorágine que me lleva a la autodestrucción. En algo que no me lleva a nada. Que me deja donde empecé: con las consecuencias de mis actos. Más bien con las consecuencias de la omisión de mis actos. Sí, es pecado. También.
Me pregunto aún si salvaré la vida de alguien algún día de algún año, si alguna vez alguien me dirá mamá, si veré morir a alguno más de los que amo, si lloraré más, acaso con la desesperación de mi sueño de ayer, si otra vez alguien se ofrecerá a enseñarme algo, si alguna vez seré feliz otra vez, si voy a poder sonreír otra vez. Todo eso me pregunto.
Hoy llovió en mi ventana, en mi balcón que me suplica a gritos que nos regale (a él y a mí misma) unas cuantas flores que mirar, que oler y con las que conversar.
Y jugué a ser tormenta: yo también puedo hacer llover.
viernes, 1 de enero de 2010
conclusiones
cuando hacía mis trabajos en el cole, y luego en algún curso de la u, me pedían siempre que ponga cinco conclusiones sobre el tema. Mi tema ahora es éste año que se fue.
Conclusión uno:
Aprendí que el tiempo que dejo pasar no va a volver nunca, pero nunca en serio. Aprendí que no habrá ningun tiempo de "perfecta felicidad" que debo saber ser feliz con los pequeños momentos en que puedo sonreir, aunque vaya a llorar al minuto siguiente.
Conclusión dos:
Aprendí que lo más importante y lo más valioso que tengo es mi familia. Que tengo que luchar por cada uno de ellos, que debemos soportarnos, que debemos amarnos más.
Conclusión tres:
Me dí cuenta de que no me estoy equivocando de camino, que aunque a ratos (osea, siempre) me queje, sí disfruto realmente lo que hago, sí quiero mi mandil blanco, y voy a luchar por conseguirlo.
Conclusión cuatro:
A veces tienes una estúpida pero hermosa certeza de que ciertas personas deberían quedarse contigo para siempre, o bueno, al menos un buen rato. Eso es lo que quiero, quedarme empequeñecida un buen rato, pero un bueeeeeeeeeeen rato.
Conclusión cinco:
Aprendí que ése señor de allá arriba que a veces siento como un niño con una lupa que me apunta, si me ama, a su modo claro, pero me ama, y que mi vida es valiosa, que tengo que reconocer que ha hecho un buen trabajo, y que supongo tiene un plan. Yo solo debo de resistir, reir y rezar, si otra y otra y otra vez.
Conclusión uno:
Aprendí que el tiempo que dejo pasar no va a volver nunca, pero nunca en serio. Aprendí que no habrá ningun tiempo de "perfecta felicidad" que debo saber ser feliz con los pequeños momentos en que puedo sonreir, aunque vaya a llorar al minuto siguiente.
Conclusión dos:
Aprendí que lo más importante y lo más valioso que tengo es mi familia. Que tengo que luchar por cada uno de ellos, que debemos soportarnos, que debemos amarnos más.
Conclusión tres:
Me dí cuenta de que no me estoy equivocando de camino, que aunque a ratos (osea, siempre) me queje, sí disfruto realmente lo que hago, sí quiero mi mandil blanco, y voy a luchar por conseguirlo.
Conclusión cuatro:
A veces tienes una estúpida pero hermosa certeza de que ciertas personas deberían quedarse contigo para siempre, o bueno, al menos un buen rato. Eso es lo que quiero, quedarme empequeñecida un buen rato, pero un bueeeeeeeeeeen rato.
Conclusión cinco:
Aprendí que ése señor de allá arriba que a veces siento como un niño con una lupa que me apunta, si me ama, a su modo claro, pero me ama, y que mi vida es valiosa, que tengo que reconocer que ha hecho un buen trabajo, y que supongo tiene un plan. Yo solo debo de resistir, reir y rezar, si otra y otra y otra vez.
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